Por Juan Carlos Rotter.
El plan arranca devaluado para ser sinceros, pero es lo que la clase dirigente nacional tiene hoy para ofrecer. Para algunos suena algo berreta, para otros un síntoma de descomposición, lo concreto no había otra cosa a que echar mano. La situación
ameritaba lanzarlo cuanto antes, con reality show incluido y sobredosis de sobreactuación. Mientras la tribuna esta entretenida todo cierra. Lo que habría que preguntarse es si los tiempos de los ciudadanos son los mismos que los tiempos de la política. Que cada gobernador ponga en góndola de lo que pueda disponer y vamos ganando tiempo. Mientras tanto se lograron dos objetivos por demás importantes, van a ver más productos que en la lista de “precios justos” y se garantizó el festival nacional de la ternura: elecciones todo el año. Y aunque la inflación haya batido el record en estos últimos treinta años, lo que hace que el trayecto además de parecer interminable y tortuoso para aquellos compatriotas que en su mayoría tratan de llegar a fin de mes, dadas las circunstancias obligaba a poner a funcionar una vez más ese ingenio que tantas alegrías nos dio a los argentinos. Y de tanto frotar la lamparita apareció el Plan Ahora 23 que nació para no llegar con la lengua tan afuera a la meta. Aquellos que puedan rapiñar algo estarán más tranquilos y los que no como siempre a sacar número y a la cola. ¡Con la candidez que merece la ocasión y parafraseando al General lo que importa son las próximas elecciones no las próximas generaciones! El plan vale todo por más inviable que pueda ser alcanza a todos, todas, juntos, anti casteros, correligionarios, camaradas y saltimbanquis que habitan en este sufrido y descangallado suelo argentino. Solo quedaran exceptuados los compañeres del gremio de camioneros que seguramente se la van a rebuscar como siempre lo hacen. Para ello cuentan con la figura rutilante de Pablito Moyano que ya sabrá en que palenque rascarse llegada la ocasión. Con Don Hugo la cosa es más previsible, siempre avanza por el mismo carril. No esta demás aclarar que el lanzamiento del Ahora 23 no tiene nada que ver con una política fiscal previsible ni con alguna hoja de ruta a seguir. Para aquel desprevenido que solo se ocupa de votar cada dos o cuatro años y nada más, hay que contarle que la diferencia entre este plan con los otros tantos inventados radica justamente en su costo. Caro pero el peor. A la corta lo pagamos nosotros y ellos se quedan con la torta. Es decir, estimado lector, la cosa pinta que nosotros seguiremos tragándonos todos los sapos y ellos seguirán atados al poder. De los cuatro Kirchnerismos este ha sido el peor, así lo reflejan números más o menos de la mayoría de las encuestas que se vienen realizando, no solo por los hechos disparatados que produjo en su gestión, ni tampoco porque termino de desordenar al estado, traicionando a propios y extraños con la idea que instalo de que venía a resolver la tierra arrasada que dejaba el macrismo para terminar convirtiéndose en un gobierno sin musculo político para realizar algún plan de estabilización de la economía. Para peor a una significativa parte del oficialismo el gobierno de Alberto Fernández fue el que mayores concesiones hizo ante los grupos de interés. Sin embargo, ante la cercanía del proceso electoral todo hace pensar que incluso se profundizara equivocadamente la vieja receta: más atraso cambiario para supuestamente ponerle un freno a la inflación antes de ir a las urnas. El Kirchnerismo sabe que no hay milagros. ¡Pero sobra inventiva para seguir insistiendo con recurrentes fracasos!