Aquí están estos son.

Por Juan Carlos Rotter.

Están tirando candidatos a la pileta como en los mejores tiempos veraniegos del Lawn Tennis Club. El único problema que existe hay que cuidarse de que no te caiga un zarpado encima de un bombazo. ¡El resto viene joya para el entretenimiento!
Es cierto que en la viña del señor hay para todos los gustos, como dice el dicho popular, en este caso lo importante es que tire, tire, que algo quedara. Es la apuesta de campaña. A casi un mes del lanzamiento de este algo berreta Gran Hermano Criollo con tantas
promesas lanzadas surge el interrogante de si los sanjuaninos compran todo lo que ven y escuchan. En primera instancia uno diría que no tanto lo cual es un avance. Se ha llegado a sortear terrenos en zonas vulnerables. Por suerte todavía no enganchamos a
ninguna estrella del firmamento sanjuanino que ande regalando plata a la gente desde una alta camioneta. ¿Todo vale para ganar?
La realidad indica que así ha venido funcionando en cierta parte de la política argentina con el resultado que ya todos conocemos. El resultado de gobernar con fuertes condicionamientos, así lo muestra la experiencia del FdT 2019/23, más la dificultad de
encontrarle una alternativa a este fenómeno “grieta” que amenaza con seguir profundizando esta decadencia y a condenar a gran parte de la sociedad a vivir en una fragilidad permanente, son una evidencia.
Con seguridad la tan mentada SIPAD va a salir tanto o más onerosa que el anterior sistema electoral que regía en nuestra provincia, pero si hay algo que rescatarle esta blonda criatura es que están todos lo que tienen voluntad de arrojarse y quien te dice
que con colador de por medio se pueda rescatar algo nuevo. La ocasión hace al político.
Así como están las cosas, dejando de lado en este caso la “grieta cualitativa dirigencial”, pensar en acabar realmente con la grieta como esgrimen algunos protagonistas de nuestra política no es en absoluto una tarea fácil sobre todo en un país donde las
facciones parecieran ser un elemento de construcción de nuestra cultura política y con una dirigencia política donde el ego y las vanidades están a la hora del día. En el caso de nuestro GHC la ocupación es más sencilla. Hay que mostrarse vestido para
la ocasión, sonriente, bien avenido como decía mi Tía Ruth y caminar por los barrios prometiendo a los votantes la pronta entrada al paraíso terrenal. Y a otra cosa mariposa. Pero como sabemos el mediano plazo viene en falsa escuadra y es necesario poner algo
más que todo esto. Algunos dirigentes políticos, que no la tocan de oído, empiezan a plantear la idea que el desafío que viene es encontrar lugar para lograr un gobierno de concertación nacional que pueda superar la crisis que parece condenarnos desde hace
ya tiempo. Hoy un dirigente político tiene que ver un poco más adelante lo que va a pasar. Porque
tiene que conducir y dirigir a su sociedad a lugares buenos y seguros. Ocupe la función que ocupe. La clase política se acostumbró a vivir en una zona de confort en medio de este escenario de deterioro social que vive nuestro país. Seguir entreteniendo con
espejitos de colores solo seguirá profundizando este conflicto. Además pone en peligro la propia cabeza de los dirigentes cuando la paciencia social se agota. Esto se está traduciendo no tan sutilmente en la apatía electoral que estamos
observando en este proceso electoral. Con todos los riesgos que eso implica. El desinterés por la política es tal que los no identificados con alguna fuerza política ni saben a quién van a votar y este sector representa casi la mitad del electorado. La
mayoría tienen menos de 30 años y según los sondeos realizados muchos de ellos no parecen estar dispuestos a creer en lo que se les propone. Esto lo conocen tanto en el Frente de Todos y en Juntos. ¡Ese dato es lo que está
condicionando su oferta electoral!

Aquí están estos son.

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