Por Juan Carlos Rotter.
Que hayan sorprendido a un puntero político con 48 tarjetas de débito en un cajero pertenecientes a empleados de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia Inviable de Buenos Aires no llamo mucho la atención. Sabemos de las ventajas que ofrece el estar bancarizado y otras más yerbas más a nuestros paladines de la política. Solo queda agregar palabras de agradecimiento por que no se encuentran todos los días en este baqueteado país personas con espíritu solidario así nomás como Julito Rigau. No cabe la menor duda que existen otros Rigau en la frondosa tierra bonaerense. Un saludo para todos ellos y a no bajar los brazos muchachos que un tropezón no es caída. El trago amargo se lo tuvo que tomar “Chocolate” que quedo como un perejil frente a toda la banda. Posiblemente con algún vuelto debe haberse quedado como ocurre en estos casos y lo mandaron al frente. Se fue de rosca y uno de los 48 inocentes usuarios decidió llamar al 911. Luego de recibir la venia de la justicia bonaerense Julito en estos momentos se encuentra reposando después del stress que tuvo que padecer en alguna quinta tomándose un daiquiri de frutilla y mirando las noticias a través de su iPhone 15 PRO MAX. El único reproche que guarda sobre sus compañeros de aventuras es que lo hayan cancelado de todos los grupos de whatsapp. Y por último para que vean los medios hegemónicos que dicen todo el tiempo que el país está fundido, guita hay. Dicho esto, estimado lector vamos a lo importante. La corrupción es un plato del que comen muchos en la argentina. Algunos señalan de que está arraigado a nuestro ADN. Lo llamativo de todo esto es que en medio de una campaña electoral que terminara cambiando el panorama político haya salido a luz esta red de corrupción que opera en lugar donde se libran la madre de todas las batallas desde hace décadas en el país. El silencio de los distintos comandos políticos fue atronador. Ni hablar de los caciques políticos bonaerenses. El hombre
fuerte del oficialismo decidió tomarse unos días en Marbella y también le dieron la cana. Estos muchachos son incorregibles.
La pobreza en esta provincia ronda por el 45%. Los comedores populares son un fenómeno social que han tenido una escalada en los últimos 30 años a la que asisten aproximadamente 10 millones de compatriotas. Se estima según datos oficiales (Renacom) que en el país existen 5000 comedores y merenderos. La mayoría de estos se encuentran en territorio bonaerense. Este caso que oscurece cada vez más a la actividad política nos está afirmando como esta se financia con el dinero público y desnuda a la vista de los ciudadanos como el establishment de la política bonaerense se viene manejando desde hace décadas con total impunidad que llega asombrar hasta viejos conocedores de los mecanismos delictivos de la política. Existe un mecanismo que funciona a la perfección que utiliza a muchos de estos ciudadanos que la política dice defender que por migajas se presta a esta industria pluripartidaria montada para robar y corromper enquistada en una estructura del estado. Si realmente los dirigentes políticos de la provincia de Buenos Aires quisieran mostrar predisposición para arreglar las distorsiones de la política tendrían que empezar a discutir que el vigente sistema legislativo de dos cámaras que representan a la misma población no tiene ni pies ni cabeza. Sería bueno aprovechar lo de los “Chocolates Rigaus” para impulsar las reformas correspondientes y de esta manera los dineros de los ciudadanos que vayan donde tienen que ir, no a la corrupción. El 60% restante de la población de este bendito y esquilmado país les estaremos enteramente agradecidos