Por Juan Carlos Rotter
En este caso no nos vamos a referir a la gran obra literaria de Ernesto Sábato, a mi
gusto la mejor, pero en un ejercicio de imaginación con más pasión que razón nos vamos
a transportar por el sueño compartido por la dupla más fuerte que tuvo el justicialismo
sanjuanino a la fecha, concretar la gran promesa de construir el túnel de Agua Negra.
Se habló mucho de la cualidad estratégica que podría significar para la provincia, pero
hoy, esta posible obra pública ha tomado otra significación para un gobierno que abarca
casi dos décadas. La conjunción de pragmatismo político e integración económica
abrazan las intenciones de Gioja y Uñac.
Ha habido varias marchas y contramarchas con el proyecto que tienen que ver
básicamente con la complejidad para su realización. Las señales de voluntarismo
político realizadas por las distintas autoridades de los dos países han sido diversas, al
igual que los anuncios del llamado de licitación internacional, pero las obras no solo son
amores.
El negocio tiene que cerrar en varios aspectos. Para los gobiernos, para las empresas
y fundamentalmente para los que bancan semejante aventura. Y para colmo
convengamos que los vientos soplan de manera más compleja en el mundo de hoy. Los
negocios y los estados se manejan en términos de mediano y largo plazo y lo que se ve
para adelante no es muy cómodo que digamos.
No cabe la menor duda que los proyectos que proponen una transformación son
importantes explicitarlos y con la actual coyuntura el gobierno provincial está ante una
nueva oportunidad. Cuando se constituyó el Ente Binacional Argentino – Chileno del
Túnel de Agua Negra allí por enero del 2010 se hizo más hincapié en el impacto político
del anuncio, hoy todo cambio, los beneficios de esta integración pueden seguir estando,
pero claramente la cifra que involucra al mismo es descomunal.
De aquel anuncio del 2006 que señalaba que el financiamiento del corredor Bioceánico
que uniría Brasil, Chile y Argentina estaría en 250 millones, pasando al 2009 con aquel
anuncio de que Brasil financiaría el proyecto de Ingeniería para su construcción sin
definición del costo y la posterior apertura de licitación anunciada para octubre de este
año que hablaba de un monto cercano a los 850 millones de dólares al cual Argentina
aportaría el 70% y el 30% restante Chile y sobre la última referencia de 1.500 millones
de dólares que hoy estarían triplicados, ha corrido mucha agua bajo el túnel. Seamos
claros no será fácil, pero hay que seguir trabajando en ello.