Moderacion o al palo.

Que la argentina es un país de oportunidades todo el mundo lo tiene recontra sabido. Aunque este por besar la lona. Es más, cada año en los diferentes tipos de turismo que llegan al país vienen en búsqueda de corroborar dicho fenómeno. No importan las circunstancias o las calamidades que se escuchen sobre el mismo de igual manera deciden experimentarlo por cuenta propia. Aunque lo mimen, lo maltraten o lo afanen lo mismo da.
El mayor interrogante, aunque pasen los años y siga manteniendo su vigencia, es como el país no termina de estrolarse con los dirigentes políticos que han hecho todo lo posible para lograrlo. Con sus empresarios que la hacen acá, pero se la llevan afuera por las dudas que aparezca uno más rápido y se las birle. Por eso garpa el capitalismo de amigos. Ni que hablar de sus sindicalistas que viven como reyes y hasta si los miras bien son magos. No cuesta mucho entender como la hicieron de igual manera no deja de ser una realidad atractiva. Para finalizar con el tour de los abanderados y abanderadas de los humildes que manejan una buena moneda en contra partida que cada vez hay más
pobres y menos humildes.
A pesar de todo lo expresado tenemos un país fenomenal que se aguanta esto y mucho más. No hay boleta electoral que le resista. Y el que viene de afuera lo empieza a valorar en cuanto pone un pie en Ezeiza, prende la tele y escucha a sus protagonistas. El lunes pasado el ex vicepresidente de la Nación Amado Boudou, sin dudas un hito de la política argenta, de compras en lo del kiosquero de su barrio, se enteró por el diario
de la corpo que sus compañerxs de la ultra lo habían echado por colaboracionista. Sin palabras no sabía cómo explicarle al compañero canillita los motivos por los cuales sus viejos acompañantes revolucionarios lo dejaban en evidencia. A penas pudo balbucear que cuando se refirió a que el FMI además de inflacionario, que venía a empobrecer a los trabajadores y pensionados y que el ajuste de Massa era peor al de Sarasa Guzmán habían sido sacadas de contexto. Las andanzas de su pasado por la UCEDE en comparación a la afirmación que se había transformado en vocero del Tigre del Nordelta sonaban como un cuento de Bambi. Esta acusación resultaba muy ofensiva a su integridad.
La incoherencia daña la política salieron afirmar desde las filas del ultra Kircherismo. Más allá de las chicanas el espacio se quedó sin un gran soldado para sus futuras batallas. Lo desconcertante después de haber presenciado las diversas emisiones a lo largo de esta última temporada de la casta del Gran Hermano Político es si la gente va a seguir bancando al actual formato. Las encuestas se han entregado en la misión de predecirlo. Billetera mata galán.
El voto en blanco y la baja participación navegan por el amplio mar del libre albedrio. Las candidaturas dicen mucho y a veces nada. En la última elección de Chubut no solo el voto en blanco volvió a tener la vara alta hubo un candidato que saco cero votos. ¡No lo voto ni la familia!
El problema ahora es que ante una elección final finita y de una posible victoria acotada se presenta todo un desafío para un futuro gobierno que tendrá la misión de desbloquear realmente la marcha de la Argentina. El peso de la legitimidad de los votos no puede dejar lugar a dudas. Más aún, si el perdedor termina siendo el oficialismo. Esta realidad empezó a calar en los laboratorios políticos de los distintos candidatos a
presidente. La conducta electoral le preocupa mucho más a la oposición que al oficialismo y le pone presión a la elección nacional. Si la ciudadanía mantiene la compostura como lo viene haciendo en las elecciones provinciales, el resultado cobija mayor incertidumbre. No es lo mismo ganar por poco que ganar por mucho. La densidad de la gobernabilidad no es la misma.
Fundamentalmente porque hay una coincidencia casi generalizada en relación al objetivo del próximo gobierno en la necesidad de concretar una reforma estructural que cambie la lógica productiva, política y social de la Argentina de una vez por todas y para siempre.
Los resultados electorales de las provincias no anticipan linealmente resultados a nivel nacional. Sin embargo, si permiten, al menos poner en duda y relativizar algunas expectativas lineales de triunfos que también se hacen a nivel nacional para una elección presidencial.
El oficialismo viene perdiendo provincias que le pertenecían por historia. La crisis económica, los problemas de las economías regionales y su aditamento social son datos que pueden conducir a una posible derrota del oficialismo en el poder. Las PASO pasaron de ser un error de cálculo a una elección bisagra. El 14 de agosto empieza otra historia, entre la incertidumbre y la bronca, existen expectativas de saber si hay espacio para barajar y dar de vuelta o de seguir acelerando rumbo al abismo.

Moderacion o al palo.

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