Por Juan Carlos Rotter
No voy a decir que soy Roberto Carlos con un millón de amigos, pero los tengo en buen número,
gracias a Dios. Uno de ellos es el Gordo Martin peronista de la primera horneada que cuando
necesito conocer de precepciones en la sociedad anónima que fundó El General recurro a él.
Debo reconocer que esta vez iba con algunos preconceptos para la charla, pero como estoy
hablando de un militante con poco relato y mucha unidad básica en donde las perejiladas no
caben, voy a tratar de ser lo más sincero posible.
Mis dudas de que a una considerada parte de la sociedad sanjuanina el carecer de una vigorosa
representación política opositora no le preocupa en lo más mínimo ha calado hasta los huesos,
por lo tanto, la mirada solo se enfocaba a lo que pudiera estar sucediendo en las sombras del
oficialismo. El no solo coincidió, hasta se dio el lujo de tirar una metáfora de puro realismo
mágico, – ¡En un ring se necesitan dos púgiles que se merezcan sino seguramente la pelea será
un fiasco!
Para no andar con rodeos el giojismo se quedó sin la posibilidad de un tercer mandato y mira
que lo busco, el uñaquismo va por el mismo desafío, podríamos decir el mismo modelo, los
tiempos en el peronismo han mutado y la crisis de este último gobierno nacional ha agregado
su granito de arena. ¿Cómo hará para lograrlo Uñac? ¿Apelar a una reforma constitucional que
le permita convertirse en el nuevo Caudillo o simplemente con la rosca alcanza?
En principio no sabemos que va hacer una oposición que la última elección estuvo solo 1% abajo
o la reacción de una sociedad que no muestra mucho hasta que entra al cuarto oscuro. Pero
claro volvamos a la lógica del boxeo, tienen que haber dos protagonistas arriba del ring. Esto no
implica que el tiempo de instalar la necesidad de una reforma constitucional este por llegar más
rápido o más lento de lo que se piensa. Tampoco hay que descartar el humor de los ciudadanos
en relación a lo que incida en ese momento el termómetro del bolsillo, que podrá plantear
ciertos límites o no.
En segundo plano y para nada menor deberá producirse un gesto que para el peronismo es parte
de la religión. El bronce para el viejo caudillo que gobernó 12 años a sus anchas y que posibilito
que aun siga gobernando el peronismo la provincia, mas allá de los errores y virtudes.
¿Cómo actuaran los peronistas como el Gordo Martin? ¿Acataran al nuevo Rey? Más allá de la
sobreactuada lealtad partidaria de las 20 verdades (muchas de ellas ocultas). Y, por último, los
nuevos, los recién llegados a esta confusión de identidades que ha legitimado el peronismo de
los últimos veinte años como se va a parar, el futuro está ligado a lo que pueda ocurrir en su
propio espacio, pero fundamentalmente en las elecciones del año próximo que correrán con
cierto riesgo.
Uñac se juega una fuerte parada. No solo hay que discutir convicciones, también políticas de
estado, de crecimiento, de desarrollo. La democracia sanjuanina debe generar mejor calidad
de vida para todos. Hay que discutir la política con proyección de futuro.
En la despedida El Cabezón me tiro una frase interesante. En el peronismo no se dejan sucesores,
no lo hizo Perón, ni Menem, tampoco estaba en la cabeza de Néstor Kirchner; se gana como en
el ring.
Los pingos se ven en la pista, me dijo. Me tiro la señal de la V, eso fue todo…