Por Juan Carlos Rotter.
Al fin se pusieron de acuerdo y se pudo lanzar oficialmente el plan que casi todos los argentinos esperaban desde hace tiempo. Un plan que a la larga nos hará ahorrar unos buenos mangos. El Plan Patita puede llegar a marcar un antes y después en la política
de nuestro país. De lo más exclusivo que se podría imaginar para una dirigencia política que se siente más identificada con el VIP. El plan patita en la calle es la oportunidad de sacarnos de encima a los que se les termino el cuarto de hora. Por muchas razones que no vienen al caso no los vamos a enumerar porque no nos alcanzaría esta sencilla crónica. Para mencionar uno icónico podríamos mencionar el plan vacunatorio y a su emblema Ginés. El primer vacunador en ser vacunado a plena luz del día. En fin, los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles.
Siempre se hace necesario volver a las fuentes, como el cántaro, es decir al Capitán (RE) Beto. La nota la dio en la inauguración del gasoducto NK: “Si gobernar es dar trabajo, cumplimos, General”. ¡Chúpate esa mandarina estimado gorilon!
Que la guita no alcance ese es otro problema. Es una discusión puertas adentro del gobierno de todos unidos triunfaremos. Lo concreto que el plan patitas en la calle no está funcionando como los Cristinistas de pura cepa soñaron. No ha sido sencillo
borrarlo al Capitán por más retirado que se encuentre. Sus leales hicieron un buen trabajo.
Hurras al Chivo, a Cafierito, a Viky, a Gaby, al cocinero de Olivos y de tantos otros anónimos que salen a bancar la gestión y los logros de aquí hasta el 10 de diciembre. Por más que sea Massita el que este sentado en la cabecera y hagan fila para prenderle
el mini cigarro. No es señal que se estén peleando, sencillamente se están reproduciendo.
El país será distinto a partir del 13 de agosto. Se podrán acelerar más o menos muchos de los problemas de la economía según el resultado, pero es inevitable que la próxima gestión no tendrá una herencia aliviada. Deberá implementar reformas de fondo para
poder llegar a visualizar tiempo después cierta recuperación del salario real. Los candidatos ya saben que tendrán que apuntar los cañones hacia una política pro mercado y que en todo caso solo se trata en como cada uno lo presentara a su electorado. Cada uno podrá contarla como quiera, de lo que se trata es de estabilizar la economía e ir al superávit de las cuentas públicas.
Es cierto que la política no muestra buenos resultados desde hace tiempo y por consiguiente alejada de las preocupaciones de la gente, en muchos casos sin atenderlas y más aún resolverlas. Se hace difícil evaluar cuanto de responsabilidad le cabe a ella y
cuanto a las herramientas que utiliza el estado para resolver dichos problemas. Es inédito el dato que trabajadores en relación de dependencia sean pobres. ¿Que cabe para los que no lo son?
Y más aún entender la situación social que atraviesa el país cuando sus funcionarios carecen de autocrítica. Sobre todo, cuando el avance de la precarización laboral es cada vez más acelerado y el empobrecimiento de los trabajadores ya no distingue fronteras.
En tan solo un año y como consecuencia de la aceleración de la inflación en el país, los ingresos de las familias pobres y de clase media cayeron más que durante los dos años de pandemia. Los pobres vieron caer sus ingresos un 2,45% en un año. En ese mismo
periodo, primer trimestre 2022 a primer trimestre 2023, según datos del Indec en el estrato medio cayeron un 6,35%.
Ya estamos empachados de comernos sapos de todos los colores. Ha llegado el momento de poner en ejecución a este novedoso plan a una dirigencia que no supo, no pudo o no quiso encontrarle el agujero al mate.