Por Juan Carlos Rotter.
Nos pongamos la mano en el corazón y seamos sinceros son pocos los dirigentes políticos que resisten un archivo. Discursos violentos desde todos los costados abundan. Para no caer en un stress traumático nos enfoquemos a una sola descripción, a partir de la recuperación de la democracia. Si hacemos una competencia con archivos en mano entre la tan ponderada “grieta” y la menoscabada “paz social” la primera gana por afano. A vuelo de pájaro nomas recurrí a tu medio de confianza o al comunicador que te garanticé tu zona de confort vas a comprobar que el resultado es irrefutable. ¿Sin repetir y sin soplar quien puso la piedra basal del discurso moderación cero en el país? Minuto ya, a ver si te ganas un viaje a Bariloche. El podio lo ocupa desde hace más de una década el demócrata dirigente político, social y todo terreno, oriundo de la provincia de Buenos Aires, aunque nunca llego a ejercer su función estamos hablando del profesor Luis D´Elia. En alguna época también le gustaba tomar Comisarias y otras menudencias que no vienen al caso. Se aconseja mantener alejado su C.V del alcance de los niños. El gran vencedor del certamen MasterOdio Argentina. Así lo fundamentan estimado lector las toneladas de pruebas estampadas en letra de molde como de caracteres en las redes sociales. Además de lograr un Trending Topic con sus máximas criaturas: “te odio “… “odio a los blancos” … “odio tu plata, tu casa, tu historia, odio a la gente como vos…”. etc. ¡Y eso que para Luisito siempre fue una prioridad el otro! Pero si algo no consiguieron de manera especial ni el oficialismo ni cierta parte de la dirigencia política por estos días fue de llevar tranquilidad y certidumbre a la sociedad. Un párrafo aparte se merece y que fue el protagonizado por el líder del Albertismo sin Alberto que frente a un público de estudiantes se refirió a las dudas que algunos siembran en sus cabezas – en una mezcolanza entre odio y futuro – al más fiel estilo caudillo prehistórico. En fin, es lo que tenemos. Pero volvamos al “discurso del odio” que es lo que está garpando por estos tiempos. Por supuesto nadie se hace cargo del monstruito siempre es propiedad del otro. La posibilidad de crear un espacio de diálogo constructivo capaz de reponer la convivencia civilizada y armónica habita en el campo de la ciencia ficción. Los discursos del odio siempre han sido transversales. Y no está demás señalar que no toda la sociedad argentina los ha comprado. La división y crispación política-social se ha venido acentuando cada vez más lamentablemente en nuestra historia nacional. Como la lógica amigo-enemigo naturalizándose en la acción política. Las encuestas que se venían realizando previas al atentado contra la Vicepresidenta sobre el humor social ya estaban marcando sentimientos dominantes de los argentinos que tenían que ver con la desesperanza, el desencanto, la resignación, el miedo, con respecto al futuro y la desilusión con el presente. Párrafo aparte es la violencia discursiva de la política que ha ido en aumento en la última década de manera preocupante. Los escraches como moneda corriente también se subieron a las redes sociales y la viralizacion ha sido un condimento muy potente. Todo tiene que ver con todo. La realidad actual indica que hemos empeorado. La vorágine de los acontecimientos políticos tiene embretado al país. Los últimos acontecimientos protagonizados por los diversos dirigentes políticos pusieron más angustias a una sociedad angustiada por un presente que no permite vislumbrar si hay luz al final del túnel. La intolerancia domina el escenario nacional. El odio siembra odio y cosecha odio, estamos en un círculo vicioso. ¡La esperanza es que hay una argentina que sigue mirando para adelante!