Por Juan Carlos Rotter
No fue en vano la espera. Sergio Uñac tardo tres años en darse cuenta que como caballo
de estatua El Capitán Beto no lo llevaría a ningún lado. No importan los viajecitos en
avión, los ágapes y las selfies gastadas, alguien la pone, lo que resulto conveniente es
haberse borrado a tiempo de algunas situaciones urticantes para el común del
electorado.
Con la obra pública en el bolso, aunque no fueron cumplidas todas las promesas de
amor, el balance en general cierra. La política económica de morondanga hizo el resto
para que no haya entrado más guita a la provincia. Hoy lo que se prioriza son las
elecciones lo demás paso a ser cartón pintado, perdón marketing, para el actual
mandatario provincial.
Se avecina una elección que habrá que trabajarla más de lo deseado. Seguramente Uñac
apelara al apotegma peronista y remarcando que se cumplió con él a rajatabla; primero
la patria, después el movimiento y después los hombres. Una manera sutil de
despegarse al menos desde el relato de la parte final de la gestión de Fernández vacía
de contenido y con escasez de resultados. Obviamente la última palabra la tendrá el
votante desde luego.
Por supuesto que la oposición provincial hará pesar todo lo contrario señalando que la
relación entre los primeros mandatarios se trató de una misma gestión con lo cual el
desgaste también le toca al gobernador. Suena a insuficiente pero así están las cosas
políticamente hablando en el escenario local.
Se podría insinuar que además de caracterizarse la próxima elección en el voto
ordenador mayoritario entre peronismo y no peronismo, como fue en el 2019, hoy surge
como se dilucidara en la urna el votante actual según su patrón sociodemográfico. Hay
un tercer sector identificado en la izquierda y en la nueva versión remixada de la
derecha-libertaria que no votarían a un peronista expreso ni a un no peronista
manifiesto es decir podrían hacerlo por un candidato propio, pero hay que tener
presente que los modos mayoritarios pueden determinar ese voto tercerista. ¿Lo podrá
concretar Uñac? ¿Orrego asumirá un perfil antiperonista para liderar al “no peronismo”?
Los sectores medios acomodados no les ha ido tan mal con el actual gobierno provincial,
pero varios de ellos mirando el contexto nacional se identifican claramente con ese no
Kirchnerismo. Ni todo es blanco ni todo es negro y menos en política, el no peronismo
también tiene sus fisuras entre los extremos y los moderados y a dentro de cada lado.
Con lo cual está por verse como reaccionaran sus posibles votantes, en concreto, nada
es tan definido como algunos suponen. El escenario nacional actual presenta problemas
estructurales que demandaran de acuerdos concretos, de análisis y acciones sólidas en
contario a lo que la polarización tiende a simplificar. Esto hará impacto en lo provincial
y por ende en la percepción del votante.
En el peronismo hay ruidos con las candidaturas para encabezar la lista nacional como
también sucede en el no peronismo, con la discusión compartida entre modo centrista
o de extrema y ambas coaliciones sabiendo de antemano que el que fragmenta pierde.
Faltan casi siete meses para las primarias presidenciales y esto dice más de lo que
vemos.
El país en general ha ido para atrás, la calidad de vida se ha deteriorado en líneas
generales desde hace por lo menos más de una década. Para dar vuelta esta realidad
necesitaremos de gobiernos que trabajen en serio, que aporten soluciones, propuestas
no propaganda. ¿Se pueden solucionar los problemas cuando ni siquiera se los
menciona?
Por ultimo no somos ni la mejor ni de las peores provincias argentinas. San Juan ha
crecido, esto es indudable, y tiene por delante nuevos desafíos para seguir avanzando
en la resolución de problemas y en sus fortalezas.
Y aquí entramos nosotros y nuestras auto exigencias que conjugue las ambiciones que
pretendemos de nuestra dirigencia y la de nosotros mismos. La demagogia y sus
espejitos de colores han calado fuertemente en la política y es la raíz de nuestro
deterioro.
Es imperioso reivindicar el espíritu crítico, el realismo y la honestidad discursiva. Hay
sectores de la política, aunque estos no sean los mayoritarios, que mantienen esos
valores. ¡Por eso seguimos teniendo futuro!