Por Juan Carlos Rotter.
No fue magia, resulto un tiro en los pies. A veces los amigos con el deseo de hacerte una gauchada te la terminan complicando. Aún se encuentra con paradero desconocido el autor fallido de la estrategia de la campaña electoral en la ciudad capital por parte del oficialismo. Jugar con doble 5 fue contraproducente. La dispersión peronista termino siendo adversa. Para una anterior gestión se eligió al candidato a través de una interna, pero este contexto exigía otro encuadre. Por entonces la disputa estaba encapsulada y para bien o mal existía una identidad. Para colmo de males se creyó en esta oportunidad que la contienda se iba a dilucidar a través de la puja de delegados. Hay que sacarle dramatismo a lo ocurrido señalando que no es la excepción que un oficialismo en funciones pierda la capital provincial en una elección. Seguramente tampoco será la última. Pero dadas las circunstancias pareciera que esta vez la derrota dolió por demás. Se corría con el caballo y la guita del comisario, de igual manera no alcanzó. La ley de lemas al final de cuentas le vino como un guante a Juntos por el Cambio. Ya se verá para que esta preparado a partir de este resonante triunfo. El primer desafío será superar la marca opositora del entonces Intendente Alfredito y con ello al primer traspié para el ciudadano capitalino que por entonces se conformaba con solo ganarle la batalla a los roedores. Todo lo demás es historia. El súper ratón gano la parada y luego con la sumatoria del último triunfo electoral que protagonizo el bloquismo posibilitaron que a partir de allí al peronismo gobernara la ciudad capital de manera ininterrumpida hasta la llegada del trago amargo. Nobleza obliga para no caerle con todo el rigor al Niño Emilio y su pandilla vale una aclaración. El peronismo de la capital venia acostumbrado a que con solo cocer las habas, aunque ahora se hagan los sorprendidos más de uno, era suficiente. Y en los tiempos que corren con solo un primer hervor nada garantiza un buen resultado. El electorado cambio y por ende cambiaron sus necesidades, sus exigencias y hasta la estética. ¡Por qué no decirlo!. Insistir con el aplauso, medalla y beso la gente ya no se deja convencer así nomás. Y con la remanida idea de gestión de la lavada de cara a la plaza principal, luces de colores, repavimentar las avenidas y algunos nombramientos de último momento menos. Repasando los últimos 16 años de gobierno municipal por parte del justicialismo poniendo la mejor de las miradas algo incompleto debe haber quedado para que la gente decida con el voto un cambio de timón. ¿Habrá sido que los candidatos del oficialismo les falto musculatura política para enfrentar una discusión que se colocó a nivel provincial?. Dejó la vara alta en la gestión, manifestó el gran perdedor de las elecciones en la capital. Seguramente lo que quiso afirmar el actual Intendente es que la gente puso la vara muy alta para valorar a su gestión. Uno entiende semejante descargo, aunque pueda a llegar a sonar confuso, a los efectos de la derrota. Como una consecuencia de la decepción. Pero volvamos a lo que interesa hoy. ¿Qué tiene pensado hacer con la gestión de la capital Juntos por el Cambio? ¿Utilizarlo como trampolín político o la oportunidad de llevar a cabo una transformación de la ciudad?.
Esto último fue lo que prometieron en campaña política sus referentes. La gente ya no da un cheque en blanco. Si no se tiene en claro esto no se explica la derrota de la actual administración municipal. ¡Y para los que vienen a no confundir gato por liebre!